Edmund Burke

Cuando Alfonso Martínez Alcázar ya era presidente municipal electo acudió a las oficinas del Sindicato de  Trabajadores al Servicio del Poder Ejecutivo (STASPE) donde fue recibido por los delegados sindicales encabezados por el líder Antonio Ferreyra Piñón, y ahí, palabras más palabras menos, uno de los empleados se quejó de que el Centro Histórico de Morelia era una cantina gigantesca por la gran cantidad de bares que ahí existen; también palabras más palabras menos, el “independiente de sangre azul” señaló que en su administración no se abriría uno más de esos negocios y afirmó que quienes dan las licencias son las empresas cerveceras que se acercan a los candidatos y les ofrecen grandes cantidades de dinero para las campañas. Dijo que también a él se le acercaron con ofrecimientos de ese tipo, pero los rechazó y, en consecuencia, no había compromiso alguno con las industrias de la cebada, y, en consecuencia, no se abriría un bar más en su gobierno.

Al “independiente de sangre azul” no se le debe olvidar que un cojo se mantiene más tiempo de pie que un hablador, y hoy, para ejemplificar, basta que acuda a la calle Juárez y ahí, casi en la esquina con Santiago Tapia está el bar 29, abierto en la administración “independiente” y ese negocio es una de las muchas piedras que lo han hecho caer antes que el cojo.

Recientemente se realizó en Morelia la reunión de la Asociación Nacional de Ciudades Mexicanas del Patrimonio Mundial donde el “Presidente Pitufo” –por aquello de que lleva el color azul impregnado en la piel- tuvo la oportunidad de hablar de una nueva ruta turística en la capital michoacana, “La ruta turística del chupe en Morelia” y es que cualquier visitante puede darse cuenta de que en el Centro Histórico de Morelia lo que predomina son los bares, los expendios de bebidas alcohólicas.

Por cierto, y haciendo un paréntesis, en esa reunión Mayra Orozco, quien se ostenta como agente de relaciones públicas, paró en seco a los periodistas que quisieron tomar un café pues les dijo que eso era para los presidentes, y ya en la rueda de prensa la antidemocracia o discriminación, como quieran verlo los servidores municipales, se presentó con Miriam Alarcón, directora de Comunicación Social, quien no le dio voz al representante de un medio de comunicación quizá porque la pregunta podría incomodar al “Presidente Pitufo” o porque ella, como lo hizo en el Congreso, tiene en su escasa visión catalogados a los medios como grandes y chicos, y todos, absolutamente todos, cuando se presume de democracia, tienen el mismo valor.

Y retomando lo del chupe, la diputada Yarabí Ávila denunció, en su momento, que los expendios con venta de bebidas en el Distrito X  se abren de un día para otro y, sin permiso alguno, funcionan con horarios que no se rigen por ningún reglamento y los inspectores, simplemente no hacen su trabajo, porque cualquier casa la convierten en bar y están vendiendo las bebidas alcohólicas sin ningún permiso, incluso a menores de edad, y “esto ya es muy grave”.

Con todo eso, Martínez Alcázar, el Presidente Pitufo, tiene todos los elementos para sumar en Michoacán una nueva ruta turística, la Ruta del Chupe que partiría del Centro Histórico y recorrería colonias de la periferia.

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