La victoria electoral inesperada de Donald Trump en la elección presidencial de los Estados Unidos aun es materia de análisis y reflexión. La primera gran lección es que el gran elector de las masas, como son los medios de comunicación en todos sus formatos y editoriales, de forma estratégica y sostenida exhibieron las debilidades y contradicciones de un candidato impresentable, cofuso e irreverente a las formas tradicionales del discurso y del poder.

Desafiante al mismo estatus quo norteamericano que rompió con las reglas de lo publico, de lo políticamente correcto. Los futurologos, analistas y politólogos encarnaron la rebelión desde la opinión publica, para inhibir la posibilidad de que el republicano Trump ganara los comicios. Cruda y descarnada, no podría ser de otra forma, los medios masivos de comunicación construyeron en Trump el arquetipo antagónico de la democracia occidental; la amenaza del mundo personificada por el excéntrico millonario.

El hombre que irrumpiria la propia paz mundial.

Cada argumento vertido en contra del magnate, fortaleció la decisión de millones de norteamericanos que vieron en él, no al hombre, sino al candidato que representaría mejor sus intereses, y que a la vez, desafiaria la estabilidad del propio sistema político de los Estados Unidos. Una segunda lección, y no menos importante que la primera, la agenda setting (agenda de los medios de comunicación).

Las editoriales de los mas prestigiosos diarios de los EU, se tradujeron en pequeños cuartos de guerra que alentaron una campaña mediática, para incidir en el ánimo de los ciudadanos norteamericanos.

Los argumentos editoriales desafiaron la inteligencia de los electores, los colocaron como una sociedad incapaz de elegir a sus representantes en Cámaras y en la propia Casa Blanca. El error de calculo de los medios de comunicación, fue alejar del centro del debate las aspiraciones y necesidades del ciudadano promedio de los EU. Quienes hoy decidieron recuperar su territorialidad, identidad y economía a partir de un discurso irracional e insensato.

La elección en los Estados Unidos y el triunfo del republicano, confirma que los intereses de la políticas y comunicacionales, no representan las aspiraciones de la sociedad del Siglo XXI, de una sociedad que observa incierto el futuro.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *