Por Héctor Torres

Al pedir permiso para visitar otras ciudades del país en su afán de alcanzar la candidatura del Partido de la Revolución Democrática (PRD) a la presidencia de la república, Silvano Aureoles Conejo cayó en la demagogia y en lo absurdo.

Contra la opinión de gran parte de los habitantes de la entidad que rechazan los interinatos por lo perjudiciales que han sido para el desarrollo de Michoacán, Aureoles Conejo se destapó como aspirante a la candidatura del PRD a la presidencia de México y esto representa un sexenio más con interino.

Durante la celebración del 79 aniversario de la expropiación petrolera, Aureoles Conejo expropió el pensamiento, la discrepancia, la diversidad ideológica y el sentir de los michoacanos y se los legó al PRD al pedirles autorización para visitar otros estados de la república y “convocar a que nuestro partido se ponga en movimiento y  llevarles la alternativa a todas y todos los mexicanos. A muchas, quizá millones de mexicanas y mexicanos que creen en nuestro proyecto político”.

En pocas palabras, para andar en campaña y promover su propio proyecto político y el de su partido, el PRD, no el de los michoacanos.

Aureoles Conejo, en el evento de la expropiación petrolera, agradeció la presencia de dirigentes perredistas de otros estados y citó  a los de Querétaro, de Campeche, de Durango, de Sinaloa, de Guanajuato, de Zacatecas y de Veracruz.

La solicitud de autorización, para visitar otros estados, que hizo Aureoles Conejo es absurda porque se la pidió al PRD y el PRD no representa a los michoacanos, es, apenas, una fracción de los millones que habitamos la entidad y dentro de los cuales hay panistas, priistas, petistas, apartidistas, del MC y de otros institutos que no avalan, de ninguna manera, esa petición de Silvano.

Es absurda esa solicitud de permiso porque se la hizo a los perredistas y demagógica porque, en su momento, no pidió autorización, a nadie de Michoacán, para postularse como precandidato al gobierno de la república.

Con su demagogia Silvano Aureoles Conejo se lleva entre las patas a los michoacanos que confiaron en que habría un sexenio de seis años, a quienes apostaron por el fin de los interinatos para, ahora sí, encaminar a Michoacán el desarrollo que merece.

Pero nunca contaron, contamos, con la ambición de Aureoles Conejo, con su demagogia, con sus absurdas peticiones y, lo más increíble, con su falta de palabra, pues en más de una ocasión aseguró que no truncaría su administración.

Ahora, sí ya decidió separarse del cargo para ir por su proyecto y pierde, pues que se comprometa a que esa separación sea definitiva y, al menos en eso, beneficie a los michoacanos con un gobernante que termine la administración, aunque sería difícil que cumpliera un compromiso de esa magnitud, ya que, por lo visto, no tiene palabra y regresaría, puntualmente, aunque derrotado, a su cargo.

 

 

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