Isidro Galicia/Ágora Politica

El descenso amenaza al Monarcas Morelia. Su situación tiene sin aliento a los michoacanos y propiamente a los morelianos. El paso por el futbol mexicano, no ha sido de lo más exitoso o lo esperado. Su primer y último campeonato nacional se concretó en el lejano año 2000, y desde esa fecha, con sostenidos altibajos. Por razones entendibles, la empresa propietaria que es TV Azteca, al adquirir el equipo, desmanteló la identidad del cuadro michoacano y lo arrastró a la utopía de la comercialización.

Por cumplirse casi 36 años de su arribó a la Primera División del fútbol mexicano, el equipo de Morelia no se situaba en una posición tan comprometida por el fantasma del descenso.  Es bien sabido, que el fútbol es un gran negocio. Un negocio entre particulares. Las ríspidas negociaciones con el gobierno de Michoacán, acontecidas en el 2009 con el entonces mandatario, Leonel Godoy Rangel y el directivo Gustavo Guzmán, exhibió la naturaleza de los convenios y de cláusulas ventajosas de la televisora del Ajusco.

Aunque no es privativo de Michoacán, lo que sucede con el financiamiento de dinero público a la industria del fútbol en México, en los hechos, es un recurso que va a las cuentas privadas de la empresa de TV Azteca.  Los convenios que firman los gobiernos estatales con la televisora, son con fines de lucro. Y desde luego los gobiernos subnacionales, ven en el fútbol un fenómeno de entretenimiento y distractor social. En la actualidad, utilizado como proyección política para los candidatos.

Si bien, Morelia es una excelsa plaza para el desarrollo del fútbol profesional, la empresa dueña del equipo, nunca diseñó una política comunitaria para promover el desarrollo de nuestras comunidades de la capital del estado. Ni formó capital humano derivado de la práctica del fútbol. O instauró una filosofía deportiva y de vida para los aficionados, y principalmente para la niñez michoacana. En suma, solo ha sido el negocio de una empresa con rapacidad económica.

A dos fechas e concluir el certamen de Clausura 2017, el equipo de Morelia se encuentra en la antesala de la devaluación económica y deportiva. La esperanza de miles de aficionados es mantener la categoría en la primera división. Más allá de lo deportivo, los gobiernos deben condicionar que la permanencia de un equipo profesional de fútbol en Morelia, se dé, además de términos económicos, en circunstancias equitativas, donde el financiamiento público se transparente y así evitar el chantaje empresarial.

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