Apenas cayó la primera lluvia y en el interior del Mercado Independencia brotaron las aguas negras que inundaron de un fétido olor el lugar. Locatarias, vaciaron cloro y con cepillos intentaban regresar las aguas al drenaje, y al preguntarles si habían recibido apoyo de Alfonso Martínez Alcázar para remediar esa situación, respondieron con la franqueza que caracteriza a esos comerciantes, “ayudarnos, se hace buey nada más, y quiere reelegirse, ojalá no lo consiga”. Y esto último es el sentir de muchos, muchísimos ciudadanos, a los que Alfonso no ve ni escucha, que sufren el olor de la administración del “independiente” ese olor que brotó al interior del Mercado Independencia y que emana del río Grande.

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