Por Héctor Torres

Mientras que Wilfrido Lázaro Medina campea en su sueño de lograr la candidatura del PRI al gobierno del estado, en el ayuntamiento que preside, el de la capital michoacana, surgen denuncias sobre corrupción y nepotismo que él parece ignorar.

Primero fue Maribel Rodríguez Álvarez, directora del Centro de Mediación Municipal, a la que acusaron de hostigamiento laboral, nepotismo, corrupción y malversación de fondos.

En su momento Juan Carlos Castro Mendoza denunció que en la relación de becarios del Centro Municipal de Mediación aparecen dos hermanas, sobrino y el papá de Maribel Rodríguez Álvarez quien, en el listado de pago contra recibo se encuentra en más de 20 ocasiones.

Juan Carlos Castro Mendoza, mediante oficio, solicitó información sobre el destino de los contra recibos tramitados por temor a que se hiciera mal uso de de su firma y otra persona los cobrara.

Posteriormente la señalada de nepotismo fue Ana Lorena Pérez Cárdenas,  a quien la acusan de tener en la nómina del Programa Nacional para la Prevención Social y la Delincuencia (Pronapred) a un cuñado, una prima, a su pareja y a un trabajador del ayuntamiento-aviador que cobra en dos partes.

Extrañamente en el listado de nómina donde aparece Ana Lorena Pérez Cárdenas hay cinco personas más que cuentan con esos apellidos –Pérez Cárdenas-, una coincidencia, ¿será? Investigar eso es competencia de la autoridad.

Y mientras eso ocurre, el alcalde Wilfrido Lázaro Medina pasea su cara de complejo por las diferentes colonias y comunidades de la capital, en un periplo que está lejos de realmente buscar soluciones a los problemas de los habitantes del municipio y más cerca de la pasarela política, de promocionarse con miras al proceso electoral del 2015.

Personalmente he visto que ciudadanos comunes y corrientes, los que no tienen patente de corso, buscan al alcalde para tratar de que los ayude, y Wilfrido Lázaro Medina los ignora, no los toma en cuenta; hoy esa situación empieza a cambiar y ya no los ningunea y es que, cada vez más, el rostro del ciudadano se empieza a uniformar y es el mismo para todos; es la faz del voto y esta es la que interesa a políticos.

A Wilfrido Lázaro Medina le queda a la medida ese refrán que dice –el que no conoce a Dios a cualquier barbón se le hinca- y es que ayer fue a Fausto Vallejo Figueroa-Jesús Reyna García y hoy a Salvador Jara Guerrero a quienes rindió y rinde pleitesía.

Si por su sueño -¿ambición o complejo?- de convertirse en gobernador Wilfrido Lázaro Medina se hace de la vista gorda para no actuar en el caso de las denuncias por nepotismo y corrupción, es tan culpable como aquéllas en el mal manejo de los recursos públicos, del pueblo al que él dice representar y querer apoyar.

Imagínese un Michoacán con un gobernador como Wilfrido Lázaro Medina, sería el golpe final a un estado que se niega a morir pese a que sus gobernantes parecen empecinados en llevarlo a la tumba.

 

 

 

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